La economía brasileña es
la mayor de América Latina y del hemisferio Sur, la sexta mayor del mundo por
PIB nominal y la séptima mayor por paridad del poder adquisitivo (PPC).4 Brasil
es una de las principales economías con más rápido crecimiento económico en el
mundo y las reformas económicas dieron al país un nuevo reconocimiento
internacional, tanto en el ámbito regional como global.14 15 El país es miembro
fundador de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), G20, Comunidad de
Países de Lengua Portuguesa (CPLP), Unión Latina, Organización de los Estados
Americanos (OEA), Organización de los Estados iberoamericanos (OEI), Mercado
Común del Sur (Mercosur) y de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur),
además de ser uno de los países BRIC.
Organizaciones
Sociales:
En el modelo conceptual que sustenta la actual reforma del
aparato del Estado en el Brasil, consustanciada con el Plan Rector, se
identifican diversas esferas de actuación del Estado, para las cuales están
previstas entidades con formas de propiedad e instrumentos de gestión diferenciados.
En el sector de servicios que no presuponen el poder del
Estado, pero en el cual la presencia del Estado se justifica porque involucran
derechos humanos fundamentales o generan “economías externas”, la prestación de
los servicios será descentralizada a través de un proceso denominado
“publicitación” para entidades de propiedad pública no estatal regidas por el derecho
privado, denominadas Organizaciones Sociales.
Como Organizaciones Sociales (OS) podrán ser calificadas
personas jurídicas de derecho privado, sin fines de lucro, con objetivos de
naturaleza social, que actúen en las áreas de enseñanza, investigación
científica y tecnológica, preservación del medio ambiente, cultura y salud. La
organización así calificada absorberá actividades y servicios suministrados por
instituciones u órganos públicos federales, extintos con esa finalidad,
recibiendo los bienes inmuebles y el acervo físico, documental y material del
órgano extinto. Esta forma de asociación entre sociedad y Estado, además de
viabilizar la acción pública con más agilidad y mayor alcance, torna más fácil
y directo el control social, a través de la participación en los consejos de administración
de los diversos segmentos beneficiarios involucrados.
El instrumento de control social previsto en el proyecto de
Organizaciones Sociales se refiere a la participación de entidades
representativas de la sociedad civil en su consejo de administración, compuesto
por entre 20% y 40%por miembros natos representantes del Poder Público; por 20%
a 30% de miembros natos representantes de la sociedad civil; hasta un 10%, en
caso de asociación civil, de miembros electos entre sus miembros o asociados;
de 10% a 30% de miembros electos por los demás integrantes del consejo, entre
personas de notoria capacidad profesional y reconocida idoneidad moral; y hasta
10% de miembros designados o electos en la forma establecida por los estatutos.
Según el Plan Rector, la propiedad pública no estatal es una
tercera forma de propiedad, además de las tradicionales pública y privada,
constituida por organizaciones sin fines de lucro, que no son de propiedad de
ningún individuo o grupo, y que están directamente orientadas hacia la atención
del interés público.
Para el sector que define las leyes y las
políticas públicas, así como para el sector en que se prestan los servicios exclusivos
del Estado, están previstas entidades de propiedad pública, el Núcleo
Estratégico y las Agencias, respectivamente. La producción de bienes y
servicios para el mercado, orientada hacia el lucro, será descentralizada hacia
entidades de propiedad privada a través del proceso de privatización. El Plan
Rector propone así una redefinición del papel del Estado, que debe actuar como
promotor y regulador del desarrollo económico y ya no como proveedor directo de
bienes y servicios.
En el modelo de Organizaciones Sociales se
establecen mecanismos de control finalísticos, en lugar de procedimentales,
como en el caso de la administración pública.
Actores
Sociales:
Desde sus inicios, en los movimientos reivindicativos
urbanos de Brasil participan un conjunto de actores con orígenes y prácticas
políticas diferenciadas. Aunque sus concepciones no sean uniformes,
principalmente en cuanto a las estrategias de movilización y al significado
político de las luchas, la actividad en los barrios revela su importancia no
sólo como espacio de sobrevivencia frente al control ejercido por el régimen
sobre las actividades políticas y sindicales, sino como marco explícito de
demandas relativas a la reproducción social y a las condición es de vida de los
sectores más excluidos en las ciudades y metrópoli del país.
En la coyuntura de la crisis del autoritarismo, el ascenso
de los movimientos y de las organizaciones políticas de oposición configura la
consolidación de los pobladores barriales en la lucha por el derecho a la
ciudadanía. Muchos movimientos se vuelven catalizadores de un discurso
antiestatal a escala nacional, como reflejo del corte que se opera entre la
sociedad civil y el Estado, que estimula el surgimiento de diversas formas de resistencia.
La Iglesia, a partir del trabajo de las Comunidades
Eclesiásticas de Base (CEBs) y de otros agentes pastorales, desarrolla un
trabajo que es prácticamente la única alternativa de participación de las
clases populares a nivel de los problemas del barrio y el embrión de gestación
de innumerables movimientos reivindicatorios urbanos. La Iglesia comienza a
intensificar la lucha por los derechos humanos, partiendo de las necesidades de
la población en las zonas más carentes. La acción de la Iglesia se configura como
una de las pocas, la única tal vez, alternativa de participación existente para
los pobladores de las zonas periféricas de la ciudad.
Con el empeoramiento de las condiciones de vida de la
población de las zonas marginales, las Sociedades de Amigos de los Barrios
comienzan a proporcionar a estas poblaciones programas de acción y a obtener
apoyo político de las mismas. Este hecho coincide con la avasallante victoria
de la oposición en las elecciones parlamentarias, reflejando la crisis de legitimidad
del régimen. A esta altura, se encuentran en la lucha contra la arbitrariedad
los liberales del MDB (Movimiento Democrático Brasilero), la Iglesia y la
izquierda que, venida de la experiencia de la derrota de la lucha armada,
reconoce la importancia de los valores democráticos. Por el arraigo de la
Iglesia en la experiencia histórica brasilera y su incuestionable legitimidad, será
bajo su amparo que esta unión saldrá de los círculos más restringidos de las
élites políticas, pasando al escenario público.
En este clima, los movimientos ligados a la Iglesia, tienden
a proliferar tanto en los barrios como en las fábricas. Estas últimas a través
de las oposiciones sindicales y del naciente «Sindicalismo Auténtico», ambos
con gran influencia católica. La identificación del conjunto de estos
movimientos, aunque autorizados, y su carácter opositor, permiten un ensayo de
participación conjunta que se materializa en el Movimiento Contra la Carestía.
Este movimiento, verdadera asamblea de movimientos sociales, busca en el
cuestionamiento y en el costo de la vida un denominador común para las
expresiones más particularizadas. No por casualidad sus reuniones se llevan a
cabo en locales de la Iglesia y sus principales líderes expresan la alianza
básica entre los sectores populares.
Dadas las características
asumidas por los movimientos sociales en Brasil, éstos se desarrollan
principalmente como un reflejo de la precariedad o de la ausencia directa de
canales de representación, o de las sujeciones institucionales existentes en el
periodo autoritario. A medida que esta situación comienza a revertirse y los
partidos adquieren presencia y competitividad en la sociedad, los movimientos
pierden su dinamismo y su visibilidad, denotando su carácter coyuntural,
vinculado a la inexistencia de canales de participación y al hecho de que el
Estado, al renunciar a su función de proveedor de servicios colectivos, genera
en las poblaciones carenciadas un potencial reivindicatorio delimitado en el
tiempo y en el espacio (Jacobi, 1987).
Un examen de los movimientos reivindicatorios, indica que
éstos no se han logrado en el sentido de transformar a la sociedad
imprimiéndole una nueva dirección, pero actúan, principalmente, como grupos de
presión sobre el Estado a fin de obtener respuestas concretas a sus demandas a
través de dinámicas diferenciadas, aunque pautadas por un mayor encuadramiento
institucional.
Actores
Políticos:
Históricamente, la práctica intervencionista del Estado en
el sistema partidario brasileño y una legislación contraria a su consolidación,
han contribuido al actual subdesarrollo del sistema político, y también ha
afectado las condiciones de gobernabilidad al impedir la institucionalización
de una mediación política fundamental. Correlativamente, el sistema de representación
es deficiente, derivando en el desencanto ciudadano respecto de las
Instituciones democráticas. La legislación debe modificarse para permitir
agrupaciones más homogéneas, con mayor identidad política y coherencia
ideológica.
El sistema político brasileño es uno de los más frágiles de entre
los existentes en los países que se democratizaron en los últimos años. Es una
república federal de corte presidencialista, con un sistema de partidos muy
amplio y fragmentado. Estas circunstancias obligan a efectuar frecuentes
negociaciones multipartidarias y territoriales para obtener apoyo parlamentario
para la acción de gobierno. En las elecciones legislativas del año 2010
veintidós formaciones políticas han obtenido representación parlamentaria en la
Cámara de Diputados, aunque la mitad de ellas son bastante testimoniales. En la
siguiente lista aparecen los enlaces a los trece partidos con una
representación superior a diez diputados, que les va a permitir participar más
activamente en las negociaciones parlamentarias con el gobierno.
Entre ellos,
seis tienen más de 40 diputados (PMDB, PT, PSDB, DEM, PP y PR), tres tienen
entre 20 y 30 diputados (PSB, PDT y PTB) y finalmente hay cuatro que tienen
entre 10 y 20 diputados (PSC, PCdoB, PV y PPS).
>
Partido do Movimento Democrático Brasileiro (PMDB)
>
Partido dos Trabalhadores (PT)
>
Partido da Social Democracia Brasileira (PSDB)
>
Demócratas de Brasil (DEM, nueva denominación a partir de 2007 del anterior
Partido da Frente Liberal-PFL)
> Partido Progressista (PP)
> Partido Socialista Brasileiro (PSB)
> Partido Democrático Trabalhista (PDT)
> Partido da República (PR, surgido de la
fusión en 2006 entre el Partido Liberal-PL, y el Partido de Reedificação da
Ordem Nacional-PRONA)
>
Partido Trabalhista Brasileiro (PTB)
>
Partido Popular Socialista (PPS)
>
Partido Verde (PV)
>
Partido Comunista do Brasil (PCdoB)
>
Partido Social Cristâo (PSC)
En lo que se refiere al principio de
elección de los miembros de las Cámaras, una vez más Brasil presenta el caso de
mayor flexibilidad legal, en el que la existencia de una mayoría está
determinada, sobre todo, por el azar. Este es el único país en la región que
utiliza el sistema proporcional con listas abiertas y sin adopción, de hecho,
de ninguna cláusula de exclusión. O sea, los partidos no poseen control sobre
quiénes serán elegidos, ya que el elector puede votar por nombres que componen
una lista sin ningún ordenamiento; y, además de esto, está permitida la representación
parlamentaria de un partido si ha conseguido sumar el número de votos
determinado por los cocientes electorales y partidarios, aunque dicho partido no
haya obtenido un porcentaje mínimo de votos. En todos los demás países las
listas son cerradas, o sea, elaboradas por los partidos, mecanismo que, ciertamente,
fortalece su papel.
El desarrollo partidario en Brasil no
acompañó el proceso de cambios en la estructura socioeconómica del país
verificado en las tres o cuatro últimas décadas. Las grandes masas ciudadanas
no fueron incorporadas al sistema político a través de los partidos sino que su
relación con el orden estatal se dio sobre todo por medio de liderazgos
personalizados.
Sin olvidar las raíces más remotas de
la cultura política y de las prácticas que pautan la vida pública en Brasil,
está claro que la situación hoy vivida es también resultado de la transición del régimen autoritario hacia el
democrático.
Actores
Económicos:
Banco
do Nordeste do Brasil – BNB
El Banco do Nordeste do Brasil (BNB) es
una entidad de desarrollo regional que opera en el Nordeste brasileño dando
financiamiento a personas y empresas de diverso tamaño que se desenvuelven en
múltiples sectores económicos. El BNB fue creado en 1952, y aunque es de
capitales mixtos, más del 90% de su patrimonio pertenece al gobierno federal de
Brasil.
Marco
operacional
El BNB tiene la facultad de realizar
operaciones directamente con sus beneficiarios finales, es decir solo puede
operar en el primer piso. Sus clientes son de diverso tamaño y realizan
actividades en diferentes sectores económicos.
Público
objetivo
Son clientes del BNB los agentes
económicos e institucionales, y personas físicas del Nordeste –una de las
regiones más pobres de Brasil. Los agentes económicos comprenden empresas
(micro, pequeñas, medianas y grandes), asociaciones y cooperativas. Los agentes
institucionales incluyen a entidades gubernamentales y no gubernamentales. Las
personas físicas comprenden a los productores rurales (de cualquier tamaño) y
emprendedores informales. El BNB a fines del 2009 llegaba a 1989 municipios del
Nordeste.
El BNB más que un agente de
intermediación financiera, busca dar atención integral a quien decide invertir
en su área de actuación, brindando el conocimiento que posee sobre el Nordeste
y las mejores oportunidades de inversión. Así pues, su misión es actuar como
agente catalizador del desarrollo sostenible del Nordeste, entendiendo
desarrollo –más que crecer o aumentar las capacidades- como invertir y
transformar realidades y proponer soluciones. El BNB es también una entidad
ejecutora de políticas públicas en el Nordeste, teniendo bajo su cargo el
PRONAF y el FNE (la principal fuente de recursos que opera).
Banco
Central do Brasil
Es la máxima
autoridad monetaria de Brasil, encargada de las finanzas y la economía del país. Está vinculado con el Ministerio de Hacienda.
Al igual que otros bancos centrales, el Banco Central de Brasil es la principal
autoridad monetaria del país. Recibió esta autoridad cuando fue fundado por
tres instituciones diferentes: la Oficina de Moneda y Crédito (SUMOC), el Banco
de Brasil (BB), y el Tesoro Nacional.
General
Motors do Brasil
La General Motors do Brasil/GM do Brasil es la mayor
subsidiaria de la corporación en Suramérica y la segunda mayor operación de
General Motors fuera de los Estados Unidos.
En 2005, la "GM do Brasil" vende en el mercado
brasileño un total de 365,259 vehículos, y obtiene una participación sobre el
total del mercado brasileño de un 21,3%, siendo el segundo fabricante de
automotores en el Brasíl después de la FIAT y antes de la Renault do Brasil.
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